Nuestro querido Pedro nos envía una maravillosa crónica sobre el concierto de ayer en Valencia.
Una de las cosas que más me gusta de la música es su poder evocador. Su poder evocador y su poder inspirador. Hacía tiempo que no escribía una crónica de ningún concierto y no porque no haya visto buenos conciertos (sin ir más lejos, en los dos últimos años he visto a Tom Waits, Leonard Cohen y Neil Young), sino... quién sabe por qué, esos conciertos no me habían motivado a escribir. O tampoco tenía a quién contarle lo que había disfrutado viendo esos conciertos.
Ahora sí que lo tengo. Quiero contarles a mis amigos de Discos de Paseo cómo estuvo el concierto de The Starlets en mi ciudad, Valencia. Y, de paso, agradecerles el esfuerzo de haber publicado su disco "I wake up dreaming" y de haberles montado la gira española. Os pondré en antecedentes, brevemente: The Starlets es un grupo escocés que lleva ya tres discos publicados allá en su tierra y que han "desembarcado" en España con un disco que resume su carrera y añade un par de canciones inéditas.
Yo había escuchado ya el disco y las canciones me gustaban. Me gustaban bastante. Son canciones que han merecido las bendiciones de Richard Hawley y Stuart Murdoch... son canciones sobre la lluvia, según Biff, el cantante de The Starlets.
Para que hablemos de un gran concierto tenemos que decir que esas canciones mejoran en directo y el sonido no tiene fallos. The Starlets han demostrado ser unos grandísimos músicos y pocos escenarios habrán pisado con una acústica mejor que el auditorio del Colegio Mayor Luis Vives de Valencia.
Pero The Starlets tienen canciones sobre lluvia y canciones sobre sol (esa canción para un spaghetti western de Glasgow, esa polka final). Su música es mucho más variada de lo que puede parecer por el disco que hemos escuchado en España.
No obstante, si además de disponer de un buen repertorio de canciones y tocarlas muy bien y de que suenen bien, se logra eso que se ha dado en denominar "comunión con el público" el concierto pasa a ser memorable. Biff es un showman tímido, que chapurrea el español (lo habla mejor que el inglés, según él mismo) y que presenta las canciones con una simpatía y una humanidad que inmediatamente inundan toda la sala. Nos habla de su infancia deseando venir a España, de cuando en la adolescencia un amigo por fin tuvo coche y eso significó la libertad, nos presenta al héroe escocés del Mundial Argentina 78 (Archie Gemmill, bajito y calvo, pero que consiguió hacer gol a los altos y melenudos holandeses), nos habla de la estatua de La Pasionaria en Glasgow, de los voluntarios escoceses de las Brigadas Internacionales y dedica una canción a la última ciudad libre de la República Española, mi ciudad... y es imposible no adorar a este menudo y simpático escocés.
Redondea este septeto (dos guitarras, bajo, batería, mandolina, violín y trompeta) el show con un par de versiones escogidas con esmero: "The devil's eye" de los inmensos Go Betweens y "You will be loved again" de los Cowboy Junkies.
Resumiendo: una delicia de concierto. Uno de los mejores que recuerdo haber visto en el Luis Vives.
(Y el telonero, Llum, sigue mejorando su repertorio y su interpretación. Queremos disco ya.)
Ayer en Valencia...
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